Era una de las sudaderas que más
me habían gustado en la historia de las sudaderas que me han gustado,
“cómpratela” me dijo ella, “se te va a ver muy bien”. Sabía que ella decía la
verdad, sabía que a ella le gustaba verme con esa sudadera, sabía que ella nunca me mentía cuando yo hablaba de sudaderas, sabía que ella me
iba a abandonar en una semana, tal vez en dos, tal vez en tres, pero del mes no
pasaba.
Decidí dejarla para no hacerme
sufrir, cómo si el hecho de no comprarme la sudadera me ayudaría a olvidarla,
como si el hecho de no comprarla me ayudaría a dejar de quererla, como si
en verdad el hecho de no comprarla me ayudaría a
dejarla en el pasado.
“¿Sabes
qué?, me voy a comprar esta otra sudadera y para la otra semana me compro esta,
igual no creo que se acaben”, le dije. Me compré una sudadera que solamente he usado 2 veces y que de hecho ya no se donde está, y a la semana ya no supe de ella (de nuevo), así como regresó a mi vida, se fué.
No sé que me hizo, no se
que chingados pasa conmigo, no la puedo olvidar, la amo. Es mi trauma, es mi amor,
es mi felicidad y mi tristeza. Es curioso que la persona que me hizo ser la
persona más feliz me haya hecho la persona más triste.
De haber sabido que iba a seguir recordándola a diario, me hubiera comprado aquella sudadera.
Izkwzjr.